A veces paseas por un parque y mientras buscas en el bolsillo la bolsa para recoger la caca de tu perro se te ocurre una idea. Puede no parecer un buen augurio que la cosa empiece así, pero se han dado casos.
Otras veces, la cosa sucede a la hora de la sobremesa. Todavía queda algo de vino en las copas y algo que flota en el aire de la habitación cobra consistencia de pronto, cae sobre la superficie brillante de ese albariño tan delicado que estás a punto de acabarte y cuando das el último sorbo se te mete en la boca.
Enseguida sale de allí, acompañado de una sonrisa beatífica que acompaña a tu voz: ¿Te imaginas si…?
Pero no tiene forma todavía. Es un garabato mental más que una idea, que no encuentra nada sólido en lo que aferrarse y cae.
¡Plaf!
Al suelo.
Lo que lo cambia todo es que al día siguiente, de nuevo en el parque, vuelvas a pensar en ello, esta vez mientras le tiras un palo muy lejos al chucho para que te deje divagar a gusto. O que al barrer el comedor a la mañana siguiente la escoba se te enganche en algo informe y un poco viscoso que cayó al suelo tras la cena, que te agaches a recogerlo y al flexionar las rodillas te encuentres de nuevo pensando en aquello de lo que hablabais la noche anterior:
¿Y si no fuera imposible?
Los expertos todavía estudian cuál de estas dos opciones fue la que nos llevó un día a imaginar por primera vez que, en medio de la tormenta de la crisis, con un bebé de días durmiendo en el moisés y sin más bagaje librero que nuestra pasión por la lectura podíamos poner en marcha una librería infantil en nuestro barrio, Poblenou, y transformarla en la puerta de acceso a la literatura infantil y juvenil para tantos de nuestros vecinos.
Hoy hace cuatro años que abrimos La Petita. Enhorabuena por la parte que os toca y gracias a todos los que habéis hecho posible que aquella idea continúe hoy tan viva, ilusionante y repleta de futuro como el primer día.
Para celebrarlo, este sábado montamos una fiesta.
¡LA GRAN FIESTA DEL CUATRO!
Os esperamos a cualquier hora del día, con un montón de cuatros por pintar y colgar, actividades, cuentos, descuentos del 4% en las compras y todo lo que se nos vaya ocurriendo por el camino.
PS: Entre el montón de cosas que hemos aprendido en estos años hay una que nos ha ayudado a entender mejor nuestro trabajo. Un garabato puede tener tanto sentido como el más refinado de los dibujos. La idea nunca ha cambiado mucho desde aquel primer día. Y nosotros tampoco.
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