Marta sueña con ser pintora, aunque es feliz yendo arriba y abajo con la bicicleta, repartiendo paquetes. Últimamente, se ha fijado en que nadie está contento con lo que les lleva, pero un día de lluvia todo se lía: la princesa está encantada con su espada nueva, san Jorge disfruta con la varita mágica y Caperucita alucina con el libro de hechizos. En cambio, el brujo está muy enfadado.