En este título la autora vuelve a mostrarnos a su heroína, Cuasi. Siguiendo la línea comenzada con Es raro ser niña, en esta ocasión conocemos más sobre las inquietudes de nuestra protagonista.
Igual que su gemela anterior, Una niña estadísticamente feliz derrocha imaginación e inteligencia, estando recomendada no exclusivamente para el lector juvenil, sino también para el adulto, recurrente lector de la obra de Mildre Hernández.